Localización: El Cabanyal – Valencia
Superficie: 260 m2
Fecha: 2021
Cliente: Privado
Arquitectos: David López y Alberto Torres
Constructora: DOC
Fotografía: María Mira
La actuación se realiza en una vivienda protegida, abandonada durante años, con una fachada exterior que mantiene, pese a su falta de mantenimiento, todo el encanto de la singular arquitectura histórica del barrio.
En La zona trasera de la vivienda existía un patio/garaje que se recupera como espacio ajardinado, pasando a ser el nuevo corazón de la casa. En este patio se crea, mediante una actuación paisajística, una piscina integrada en el mismo creando bancos y zonas de relax, todo ello bordeado mediante jardineras y arbolado.
En cuanto al programa, a pesar de ser una única vivienda, se propone la realización de un apartamento en planta baja que dará servicio a amigos y familiares y el resto de espacios principales de uso habitual en planta superior.
El apartamento en planta baja, con acceso directo al patio, se compone de dos bandas longitudinales perpendiculares a calle. Una banda alberga los usos de día, con una pieza única de salón-comedor-cocina, y otra, 2 dormitorios, recayentes a patio y a calle respectivamente.
A la planta primera se accede, tanto desde el zaguán de planta baja recayente a calle como desde el patio, mediante sendas escaleras ligeras ejecutadas en acero negro. En esta planta los usos de carácter más público miran al patio, quedando la zona de comedor dentro de un espacio “invernadero”. Este espacio, construido con cerramientos deslizantes permite crear un espacio cambiante pudiendo ser tanto un espacio interior como exterior que además regula climáticamente el resto de la vivienda. Los usos destinados a dormitorios se ubican en la fachada principal a calle aprovechando la dimensión original de los huecos, de una escala menor. Las piezas de baño quedan en una banda intermedia y reciben luz natural indirecta desde el resto de espacios.
Nuestra clienta, una escritora de éxito, nos solicitaba además un espacio de trabajo, independiente del resto de la casa donde poder trabajar. Para ello se crea un altillo que vuelca a través de una doble altura sobre la zona de salón y cocina. Esta doble altura rompe, mediante el uso de diagonales, con la ortogonalidad clásica de las viviendas del barrio, generando un interesante juego de volúmenes y formas en la planta inferior y permitiendo una mejor ventilación e iluminación del espacio superior de trabajo.
